Sentimientos e identidad en pacientes con Alzheimer

En un precioso artículo de la revista online La mente es Maravillosa (https://lamenteesmaravillosa.com), su autora, la psicóloga Raquel Aldana, reflexiona acerca de los sentimientos e identidad, y la necesidad de aceptar éstos de las personas con Alzheimer.

Desmonta la falsa premisa de que los pacientes con Alzheimer u otro tipo de demencias desconecten per se del mundo exterior para refugiarse en su mundo interno. Así, se pregunta el por qué la sociedad da por sentado que el paciente pierde su identidad y sus sentimientos, validez.

La necesidad de la empatía para con el paciente es clave para poder entender lo pavoroso y desconcertante que llega a ser su día a día. Comprender su angustia y otras emociones desde la comprensión compasiva, en vez de juzgar lo que podemos atisbar como desproporción en sus reacciones.

Asimismo contempla el método de validación, terapia centrada en la persona. El modelo de atención y comunicación es la estrategia terapéutica que da importancia a que el entorno de las personas con Alzheimer sean validantes y estimulantes.

Ante ello, los autores de este modelo remarcan la necesidad de conservar el principio de dignidad de cualquier persona. Por lo tanto, la susodicha empatía se erige de nuevo en protagonista en las relaciones. La dignidad, ese consabido término, no sólo se debe dar por supuesta en cualquier persona con Alzheimer sino se debe estimular y potenciar, aportándoles seguridad, fuerza, y así haciéndoles sentir válidas y seguras.

Validar, mantiene la autora, es reconocer sus sentimientos y que estos son tan ciertos como los nuestros o los de los demás. Si negamos estos sentimientos, negamos al sujeto y por extensión su identidad, creando una brecha emocional.

Puedes leer el artículo completo aquí, dónde se extiende en los principios de validación.

Por último, establece una entrañable analogía entre una escena de la película Coco de Disney y la reconexión emocional de una persona con Alzheimer. En esta escena, el subtexto nos habla de cómo acceder a su piel, a su sentir más profundo, mientras el pequeño protagonista canta Recuérdame.

Y todo ello remite a esa sorprendente capacidad de la música para reconectar a una persona con Alzheimer, como ya apuntamos en este post. Personas apartadas, refugiadas en sí, vuelven al instante cuando se toca una canción familiar, o relevante en su vida. Esa respuesta puede darse con una lágrima que corre mejilla abajo, un cambio de postura, un susurro…

Os dejamos la escena sobre la que hemos hablado.